Esos
afectos comerciales donde ambicionamos, por ejemplo, que nos quieran, pero
nunca nos ponemos a pensar en querer.
Las
relaciones afectivas terminan siendo mafiosas, son calculadas y eso se disfraza
con un metalenguaje siempre, se tramposea la vaina, la gente no se dice la
verdad y entonces cuando se plantean los conflictos verga son muy violentas las
separaciones porque se genera un odio grande, que es lo que sabemos.
¿Conocemos,
por ejemplo, una estatua a la amistad? No ¿verdad?, todas tienen que ver es con
la guerra, con los enemigos, los mártires, todas son de generales, de bichos
que inventaron virus, de coñoemadres que inventaron teorías para cagarle la
vida al universo. Esas son las estatuas que vemos en el planeta. Y sin embargo
¿en qué es en lo que más invertimos? en la amistad. ¿Sabemos la cantidad de
trampas que hacemos, para tener un amigo? ¿Lo que invertimos en tiempo para que
alguien sea amigo? Porque para que alguien sea amigo, ambos debemos violar los
aparatos de seguridad, para que el otro entre en el otro, para confiar; una
vaina que es tan simple como confiar, cuesta que jode. Todos somos enemigos,
así nos constituyó esta cultura en la que vivimos; y ¿qué es lo que añoramos
todos? ser amigos.
¿En
la parranda somos agradables?, porque ahí se abren resortes, ventanas, se
distienden tuercas y bueno uno llega a penetrar en el otro y volver a salir sin
dolerse.
En
las relaciones conscientes, todos salimos destruidos, porque los afectos los
convertimos en una relación de compra venta. Es como el poema de Carlos Angulo
"nadie saldrá ileso de este corazón" y es ahí el peo, las corazas son
demasiado arrechas, te cortan, te hieren y ahí te vuelves trizas. Entonces ¿a
qué apelamos por ejemplo? apelamos a vainas externas, el psiquiatra, el
psicólogo, la droga. Apelamos a esas vainas para tratar de resolver vainas que
deberíamos resolver sin peos.
Pero
no se puede, no estamos en ese tiempo, no es verdad que vivimos amablemente,
estamos en guerra. Desde que nacemos estamos en guerra y morimos y sigue la
guerra, revisemos la historia.
Y en
la guerra permanente en que estamos, nos invadieron el cuerpo de miedos y
hambres y entonces buscamos siempre atrincherarnos para protegernos, porque
siempre el otro está ahí para jodernos.
Incluso
cuando hacemos política, la que conocemos es la de la hipocresía, la diplomacia
balurda, la del cálculo de cuánto obtengo del otro con el menor costo político.
Eso suena a empresa, a capitalismo; menor inversión mayor ganancia, no importa
cuánto se destruya. De hecho, decimos que somos políticos y cualquiera en
cualquier caserío sospecha.
Fue
con Chávez que la política tuvo otro sentido, de la responsabilidad, del hacer
con el otro sin carta bajo la manga y eso fue sencillamente porque se hizo política
desde y para el afecto, desde el corazón y para el corazón. Aquiles tenía un
verso, “creo en la amistad como el invento más bello del hombre", pero
nosotros diríamos, “como el sueño a crear más bello del hombre”
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