viernes, 26 de septiembre de 2014

Sobre el afecto comercial y la amistad

Esos afectos comerciales donde ambicionamos, por ejemplo, que nos quieran, pero nunca nos ponemos a pensar en querer.

Las relaciones afectivas terminan siendo mafiosas, son calculadas y eso se disfraza con un metalenguaje siempre, se tramposea la vaina, la gente no se dice la verdad y entonces cuando se plantean los conflictos verga son muy violentas las separaciones porque se genera un odio grande, que es lo que sabemos.

¿Conocemos, por ejemplo, una estatua a la amistad? No ¿verdad?, todas tienen que ver es con la guerra, con los enemigos, los mártires, todas son de generales, de bichos que inventaron virus, de coñoemadres que inventaron teorías para cagarle la vida al universo. Esas son las estatuas que vemos en el planeta. Y sin embargo ¿en qué es en lo que más invertimos? en la amistad. ¿Sabemos la cantidad de trampas que hacemos, para tener un amigo? ¿Lo que invertimos en tiempo para que alguien sea amigo? Porque para que alguien sea amigo, ambos debemos violar los aparatos de seguridad, para que el otro entre en el otro, para confiar; una vaina que es tan simple como confiar, cuesta que jode. Todos somos enemigos, así nos constituyó esta cultura en la que vivimos; y ¿qué es lo que añoramos todos? ser amigos.

¿En la parranda somos agradables?, porque ahí se abren resortes, ventanas, se distienden tuercas y bueno uno llega a penetrar en el otro y volver a salir sin dolerse.

En las relaciones conscientes, todos salimos destruidos, porque los afectos los convertimos en una relación de compra venta. Es como el poema de Carlos Angulo "nadie saldrá ileso de este corazón" y es ahí el peo, las corazas son demasiado arrechas, te cortan, te hieren y ahí te vuelves trizas. Entonces ¿a qué apelamos por ejemplo? apelamos a vainas externas, el psiquiatra, el psicólogo, la droga. Apelamos a esas vainas para tratar de resolver vainas que deberíamos resolver sin peos.

Pero no se puede, no estamos en ese tiempo, no es verdad que vivimos amablemente, estamos en guerra. Desde que nacemos estamos en guerra y morimos y sigue la guerra, revisemos la historia.

Y en la guerra permanente en que estamos, nos invadieron el cuerpo de miedos y hambres y entonces buscamos siempre atrincherarnos para protegernos, porque siempre el otro está ahí para jodernos.

Incluso cuando hacemos política, la que conocemos es la de la hipocresía, la diplomacia balurda, la del cálculo de cuánto obtengo del otro con el menor costo político. Eso suena a empresa, a capitalismo; menor inversión mayor ganancia, no importa cuánto se destruya. De hecho, decimos que somos políticos y cualquiera en cualquier caserío sospecha.


Fue con Chávez que la política tuvo otro sentido, de la responsabilidad, del hacer con el otro sin carta bajo la manga y eso fue sencillamente porque se hizo política desde y para el afecto, desde el corazón y para el corazón. Aquiles tenía un verso, “creo en la amistad como el invento más bello del hombre", pero nosotros diríamos, “como el sueño a crear más bello del hombre”

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