domingo, 28 de septiembre de 2014

Ser Pobre

Nosotros como pobres no decidimos nada en la cultura capitalista, ni siquiera cómo nos vamos a vender, porque eso ya está determinado por la tasa que determina la fabricación de un producto en todo el planeta. No decidimos la política nacional o internacional. Si alguien es el gerente más arrecho de cualquier empresa y lo botan del trabajo, los reales que le dan, la liquidación, no le dura un coño y al final eso lo iguala a la masa de gente que no decidimos. No decidimos qué compramos, qué vendemos, qué comemos, cómo nos vestimos, no decidimos nada.

Un gerente no es dueño de una empresa, nada de lo que produce es para él, solamente le entregan un dinero como pago por su trabajo. Pero él puede acceder a una serie de beneficios, eso hace pensar al gerente y a los subalternos del gerente que él no es pobre, porque obtiene más beneficios y más derechos, como que si la obtención de más objetos hace desaparecer la condición de pobre. Sólo que el gerente es un pobre que aporta más beneficios a su patrón y eso le genera la mayor obtención de objetos y, por tanto, más comodidad, que es, a la final, el interés del dueño, que requiere que una parte de su personal esté en mejores condiciones para que le rinda más a la empresa.

Eso crea la fragmentación de nosotros los pobres, esa caracterización de decir: “yo soy menos pobre o soy más pobre”, es errada. Porque cuando los europeos éstos que protestan, en medio de la crisis, dicen “somos el noventa y nueve por ciento”, están reconociendo ellos, que estando allá en su territorio la riqueza que nos robaron a todos nosotros, esos pobres no la deciden ni la pueden disfrutar, no tienen poder; que el noventa y nueve por ciento no decide, no tiene el poder, al igual que los norteamericanos que han asumidos esa misma actitud, están reconociendo que son pobres al igual que nosotros, ¿están en la misma escala que nosotros? por supuesto que no.

Porque no podemos confundir capacidad de compra de objeto, con explotación de mano de obra. Un obrero norteamericano, japonés, europeo, tiene más capacidad de compra que un obrero venezolano, pero eso no convierte al obrero norteamericano en explotador. Un gerente es explotado no sólo en su mano de obra, también en su intelecto, y por eso cobra más que cualquier trabajador, pero eso no lo hace un explotador.

De esta conversa depende, de verdad, muchísimas cosas. A nosotros nos dijeron que nosotros no podíamos pensar y nosotros, aquí, nos estamos cuestionando. Ahora ¿Qué estamos cuestionando nosotros? Ideología. A nosotros nos dijeron que pobre era determinada cosa, era aquel que no podía adquirir objetos más que el otro, llámese comida, educación, vivienda, salud, empleo. El que no podía tener ninguna de esas cosas era pobre y eso lo machacaron en la escuela, en la familia.

Lo que no nos dijeron es que podemos ser abogado, doctor, administrador, economista, tener dieciocho títulos universitarios, podemos ser todo eso, pero si no tenemos la capacidad diaria de comprar energía endosomática (fuerza de trabajo), somos pobres.

Porque a usted lo compran, lo explotan. ¿Eres o no mercancía? Y eso no tiene que ver en dónde nacimos, en qué geografía nos explotan, cómo es la comida con la que recuperamos fuerza para seguir siendo explotados, cuál es el tipo de droga que consumimos para olvidar que somos explotados, si hace frío o  calor, si es llano o montaña, costa o selva, si cantamos o no, si reímos o lloramos. O si somos indios, negros o blancos o amarillos o si llegan de otro planeta. Si hablan en cutitu, cutisi, cutie, cutires, cutima, cutiri, cutico, cutie, cutiver, cutidad.

En esencia somos los mismos pelabolas. Si nos ponemos a diferenciarnos, caemos en la trampa. Para que veamos como pisamos el peine, hay una vaina que llaman el Instituto Nacional de Estadística y, en estos días, escuchábamos al carajo del INE feliz porque en Petare había disminuido la pobreza, porque la gente comía más carne y leche, entonces en Petare eran menos pobres. Por esa vaina cualquiera dice: “bueno mientras más comida, más televisión, más internet, entonces menos pobre somos, ya no estamos explotados”. Es allí donde el sistema se hace perfecto, nos escoñeta perfectamente.

Para aclarar un poco la cosa, Chile es una mina y lo ha sido  por más de 500 años, en eso podemos estar de acuerdo. Venezuela igual, es una mina, Colombia, Bolivia, toda América Latina, toda África es una mina, ¿Pero es una mina que contribuye a qué? ¿A la riqueza de quién?

Lo que tratamos de decir es que es una cultura globalizada y, donde hay minas, la mayor cantidad de personas, de energía, de recursos naturales, le sirven a un pequeño grupo que está en esos países desarrollados a punta de bataneo, robo y choreo, pero que en sus países mina, tienen sus capataces. Ahí decimos nosotros que hay una cultura donde a unos nos toca que nos saquen toda la fuerza y a otros les toca disfrutarla.

Ahora, en mayor escala, nosotros creíamos que toda Europa, que todo Estados Unidos se consumían lo que sacaban de nuestras minas, después descubrimos que no era así, que el grupo era más reducido todavía, allí es donde no importa llamarnos explotados. Cuando hacemos esa diferenciación, más bien contribuimos al sistema ideológico que ellos nos inculcaron y pareciera que hay una diferencia entre ser explotado y ser pobre. Explotado es una expresión que dice que el patrón le compró la fuerza de trabajo o la energía endosomática a otra persona y la convirtió en plus valor o plusvalía y a la persona en un explotado, y quien la compró es un explotador, llámese empresario, patrón o hijo de puta.

Pero entendiendo bien el peo de clases, desde una, ama de casa, a un supervisor, todos somos explotados, todos, por tanto, somos pobres. ¿Por qué decimos que somos pobres?, porque, como dijimos, no tenemos la capacidad de comprar fuerza de trabajo, energía endosomática y estamos obligados por la necesidad a vender la energía y eso nos hace pobres.

Al vendernos debemos reconocer nuestro carácter de pobres. Entendiendo que no tenemos derechos en el capitalismo, como pobres no tenemos derechos, como explotados, nadie tiene derecho en el capitalismo y es estúpido, es egoísta pelear por eso, por tener derechos, donde somos considerados esclavos y mercancía, es querer dárnosla de humanos y separarnos de la clase que somos, buscando salvarnos en el gremio, cosa que es sólo una falsa aspiración.

Eso puede estar escrito en una constitución, pero eso no es verdad: es la capacidad de compra de energía la que te da derecho. Es el rico, el dueño, el humano, el que tiene derecho, nosotros no.

Cuando los pobres vendemos nos vendemos

Cuando vendemos la energía endosomática (lo que mueve a la gente y hace que la gente mueva) en el mercado, esta se vuelve mercancía y tiene una valoración. Al albañil, así se rompa el lomo, y se vuelva mierda, es un albañil y tiene un valor. Un gerente tiene un valor en la escala como mercancía, porque su familia invirtió en formar esa mercancía y le agregó un plusvalor a esa mercancía, le dotó de conocimientos necesarios para la administración. Esa mercancía se elaboró, pero no deja de ser mercancía al igual que el compañero albañil.

¿Qué pasa? Que, como tal mercancía, adquiere mayor paga. No es lo mismo vender oro que vender algodón, tiene mayor paga porque invierte mayor trabajo social en la constitución de la mercancía y es más escasa. ¿Qué hace ese individuo con esa mayor capacidad de dinero?, sólo obtiene mayor capacidad de comprar objetos. Pero no deja de ser pobre, por más que se avergüence y reniegue de su abuela campesina y de comer arepa pelá, con sus amigos aspirantes.

Expliquemos mejor la idea: si alguien atraca un banco y se lleva doscientos mil  bolívares, adquiere una capacidad inmediata de compra, ¿Eso lo hace rico? ¿Dejó de ser pobre por eso? ¡No! sólo tiene capacidad de comprar objetos.

Él no hace una fábrica con eso, no tiene la capacidad de hacer una fábrica con eso. Entonces lo que estamos diciendo es que, llámelo explotado o llámelo pobre o llámelo pego, no hay una distinción, sólo que el sistema ideológico del capitalismo nos fue atontando con lo de las clase media, clase baja, clase alta, clase A,B,C,D,E, entonces ya no somos pobres porque estudiamos y nos compramos una casita, ya no somos pobres, porque somos clase media.

Las necesidades que tiene un supervisor son las mismas que tiene el albañil, ¿qué diferencia la vaina allí?, que uno puede llegar más rápido a cubrir esas necesidades, pero el supervisor nunca va a dejar de tener necesidades, siempre las va a tener, porque el mercado le ofrece demasiadas cosas a las que puede acceder con las lucas, pero nunca va a tener las lucas del dueño para comprar gente que le trabaje y le produzca.

Entonces el supervisor es limitado como el albañil, ambos compañeros no son libres, nunca van a tener lo suficiente que les permita cubrir sus necesidades. No es una necesidad de imponer el concepto de pobre, sino que hay que tener cuidado con el tema de la atomización.

El concepto de pobre no es una vaina que estemos inventando nosotros, es una vaina diseñada por el poder, que tiene distintas interpretaciones, pero que nosotros como clase social tenemos que afectar la realidad y ese afectar la realidad, nos acerca a nuevos parámetros para definir nuestra situación de manera consciente.

El tema no es ver quién alcanza mejor educación o salud, ese no es el tema, lo que tenemos que tener claro, es quiénes somos juntos. Imaginemos un sancocho donde en la olla hay papas, pollo, cebolla, todo lo que lleva el sancocho, no importa si la papa es más rica que la cebolla o es más pobre que el pollo o si el ocumo es explotado o pobre. Lo importante es saber quién es el cocinero, quién nos cocina y nos da vueltas en este sancocho en el que estamos. El problema está en que si nos quedamos dando vueltas, hasta ser cocinados, o vemos cómo le damos vuelta a la olla para que dejen de cocinarnos.

El planteamiento no es discutir si tenemos un carro, o un reloj y quién no lo tiene, esa es la lógica del capitalismo, la lógica de la dominación, del poder, no la de la vida. Para plantearnos otra cultura, es necesario desmontar todo lo que existe, hasta este momento discutimos si se es pobre o se es explotado, pero la interpretación esencial no la captamos, porque hay unos códigos de información que impiden ver que nosotros hasta hace poco partíamos de ese criterio y que fue el proceso de búsqueda dentro y gracias a la revolución lo que permitió descubrir que el concepto que teníamos de pobre no era.

Porque es que el capitalismo nos coloca a vendernos a como dé lugar y ese es el concepto de mercado, lo que tenemos. Pero el concepto de la vida no lo tenemos y el problema a plantearnos, en el marco de la revolución, es la vida. En este contexto, aunque la revolución tiene mucho que ver con dejar de ser pobres o dejar de ser explotados, el problema es otra cosa: hasta tanto no salgamos de esa lógica que funciona a diario y que tenemos que desmontarla, seremos incapaces de descubrir el sentido poético de la vida, ni de la relación con todo lo que existe.

Porque un pobre poeta se cree lindo y bello mientras no se siente explotado cuando come flores. Pero son los poetas pobres los que se saben explotados y quieren dejar de serlo, sin traumas ni rencores.

Escala de la pobreza

Los pobres adquirimos peretos, vendemos energía, producimos riqueza y nos empobrecemos.

Los ricos compran energía, venden peretos y se enriquecen.

La obtención de cosas genera la ilusión de la superación personal, pero resulta que mientras más cosas compremos, más pobres seremos, porque estamos obligados a trabajar más para poder comprar más, porque en definitiva el problema es que para tener más objetos tenemos que vender más energía y al vender más energía hay más empobrecimiento porque es el cuerpo el que estamos vendiendo, el tiempo de vida del cuerpo.

Los países que venden energía se empobrecen los que las compran a gran escala se enriquecen. Si leemos la revista forbes donde se habla sobre los tipos más ricos del planeta, cuando sacamos la cuenta, resulta que el tipo más rico del planeta, según esta revista, tiene la capacidad de comprar todos los días del mundo 700 millones de pobres. La guerra entre ellos es quién compra más pobres y por eso, quién es más rico, está determinado por la cantidad de pobres que compre en el año. La sumatoria de ese coñazo de pobres. Esos pobres van desde el gerente de la general motor, hasta el barrendero que está en la alcaldía de cualquier parte, es el mismo pobre.

¿Qué pasa? que el barrendero tiene menos poder adquisitivo que el gerente de la general motor (alguien para rebatir pudiera argumentar que los gerentes terminan ricos. Sí, eso es posible, tal vez un uno por mil o diez mil que, robando hábilmente, se coloquen en una posición en donde puedan manipular capital en gran escala y de allí comprar energía endosomática (la llamada mano de obra o fuerza de trabajo). Es de saber que así como el obrero intenta robar en la fábrica para estirar el salario, así mismo el gerente lo intenta en su cargo, cada uno en su proporcionalidad, pero la regla es que no todos los obreros lo logran ni tampoco todos los gerentes, esa es la diferencia y son las escalas de la pobreza la diferencia entre el gerente y el barrendero, pero ambos venden su fuerza por salario.

Es la cantidad de salarios que uno u otro obtiene por su especializada mano de obra o uso que hace el patrón con la energía que compra, lo que hace la diferencia. Por ejemplo, los gerentes son comprados como paquetes que tiene incorporado al barrendero, jardinero, señora que cocina, lava, plancha, chofer, maestra, albañil de su casa grande con piscina y los miles de trabajadores de maquila que permiten la gran compradera de objetos que el salario trae consigo, pero esa ilusión de vivir como rico lo obliga a ser más esclavo que los demás, porque él mismo cuida su puesto de trabajo, él le hace ojitos al dueño y le echa paja a los otros por esa misma ilusión, mientras sigue siendo un asalariado al igual que el barrendero, sólo que él es un pobre con título. Esta misma escala aplíquesela a cualquier cargo o puesto de trabajo.

La energía que somos

Nosotros los pobres debemos hablar sobre el uso de la energía. Si comemos mucho debemos trabajar mucho para procesar la energía que genera el exceso de alimentos, en el entendido de que las energías no se acumulan y en el caso de los animales y la gente, la que no se gasta se acumula en forma de desperdicio en el cuerpo, generando enfermedades.

En la otra cultura no se debe malbaratar la energía, si trabajamos menos, consumimos menos y desperdiciamos menos y nos enfermamos menos y eso reduciría enormemente el aparato de producción y estamos hablando estrictamente del consumo de alimentos y otras necesidades elementales para mantenernos vivos y sanos.

Imaginemos reducir los gastos por consumos de lujo o de guerra o de otras necesidades superfluas, no necesarias para vivir, hagamos un ejercicio de imaginación, superemos la costumbre, el hábito, no creamos que el mundo siempre fue así y que no hay, otra manera de vivir, démosle paso a otra opción. Es de la vida del colectivo pobre de lo que estamos hablando. Es decir, de nosotros, ¿hasta cuándo dejar el pensamiento en manos de interesados en exprimir la energía que somos?

Escala de la riqueza

Un rico es más rico mientras compra más energía o mano de obra. La cantidad de energía que compra diariamente un rico es la medida de su riqueza, esas son las escalas, si compras 100 mil pobres todos los días, eres rico, en esa medida, si compras un millón, setecientos millones, lo que varía entre un rico y otro es la cantidad de energía que se compra diariamente, es decir, la cantidad de pobres.

Los países son lo mismo. En los países ricos funcionan controlando al mundo las transnacionales de cualquier cosa, sea industria religiosa o de droga (es lo mismo), sea arma, deporte, alimento, conocimiento o distracción, ellos controlan el comercio, controlan la tecnología, controlan las instituciones políticas (ONU, OEA), de salud (OMS, OPS), deportivas (UEFA, FIFA, COI), religiosas, artísticas (y así sucesivamente agregue todas aquellas organizaciones e instituciones de todo orden que componen a la cultura capitalista), con las que chantajean a los Estados para que compren los productos que producen sus industrias. Ejemplo, Venezuela es un país con poca incidencia de sida, sin embargo estamos obligados a comprar, en prorrateo, medicinas contra el sida que ni siquiera podemos regalar so pena de ser sometidos al escarnio internacional o chantaje.
Cuando compramos un tractor, un camión, cuando compramos semillas, cuando compramos veneno, estamos pagando con energía todas esas mercancías que nos están vendiendo los tipos que compran energía.

Nosotros siempre vamos a ser pobres como países (mientras permanezcamos en la lógica de la economía de la cultura capitalista, con sus métodos, diseños, planes e indicadores y no demos pasos audaces en función de abandonarla y construir, entre todos, la otra cultura) porque nosotros vendemos energía, vendemos energía endosomática (fuerza de trabajo) y energía fósil y vegetal, materia prima, y ponemos el territorio para producir todo lo que las transnacionales requieran que sea ensamblado de máquinas o siembra de cualquier semilla transgénica que les produzca ganancias a muy bajo costo (principio del capital: minimizar costos –que otros lo paguen- y maximizar ganancias) o procesamiento de plantas autóctonas como el caso de la yuca donde ya se está produciendo yaretanol, un derivado de la yuca para usarlo como combustible.

El Producto Interno Bruto (PIB), nos dicen los técnicos y economistas, va para arriba, según porque se han sembrado cuarenta mil hectáreas de soya o de maíz o de caña o café o cualquier fruto con el método de monocultivo y se nos dice que estamos creciendo económicamente y ¡no viejo!, lo que realmente estamos haciendo como país es comprar un coñazo de insumos y tecnologías a las transnacionales, en forma de semillas, venenos, abonos y maquinarias de todo tipo, entonces la  plusvalía no se queda aquí, no se distribuye aquí, se va hacia afuera. Como siempre ha sido desde la llegada de la primera transnacional invasora pagada por los banqueros europeos en 1492.

¿O es que creemos que a Chávez le dieron el golpe y lo asesinaron después los dueños porque era negro o indio o pobre? ¡No señor!, fue porque repartió la renta petrolera, la poca que deja la burguesía parasitaria en este territorio y eso es lo que sigue haciendo hoy el presidente Maduro y por eso los guarimbeos para intentar sacarlo.

Mientras más consumimos más pobres somos

Todo el esfuerzo que hacemos los pobres para sostener este sistema, no sólo está en que nos obligan a producir, sino también en que nos obligan a consumir lo producido por la vía de la publicidad.

La jornada de trabajo se debe haber reducido como a tres, cuatro horas diarias, si la dividimos entre los habitantes del planeta. hay personas que están en una casa que no se le moja, come en la mañana, al medio día, en la tarde se lanza una arepa, ta engordando mucho, pero debe hacer dieta, y deshacerse de la ropa que no se pone, el escaparate hasta la pata de ropa, tiene varios pares de zapatos y ya se quiere comprar otro porque están muy gastaitos, un día está sentado al frente de su casa con la barrigota, y de repente le pasa uno al frente con tremenda camioneta con tv, teléfono computadora y todo tipo de artefacto y el señor de la barriga dice “yo sí soy pobre” ese es un elemento que también debemos tomar en cuenta, ¿cuál es la industria que se tiene que desmontar, el estilote de vida que consideramos que tiene que desmontarse? no para nosotros, ya estamos enviciados, pero debemos señalarlo o por lo menos decirlo. Si tenemos una idea clara de lo que es la vaina, debemos decirlo para que la clase hable de eso, se entere, cuál es la verdadera tragedia.


Como clase debemos discutir, conversar sobre cuál es la producción necesaria, qué control se debe ejercer sobre la misma, cuáles son las necesidades de consumo reales, y se pueda ir cambiando la vaina porque esa es la base de la conformación del pensamiento en donde estamos.

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