domingo, 28 de septiembre de 2014

El conuco es la Cultura, no una bodega

Según se cuenta de antes, había culturas sustentadas en el sistema conuco, en donde vivían y trabajaban juntos y lo que se producía se usaba y consumía entre todos, porque todo el mundo trabajaba ahí, nadie tenía necesidad de ser dueño, ni de robar al otro, ni de quitarle al otro. Entonces, así mismo, nosotros, si aplicáramos la cultura del conuco, ese principio, esa ética, que emitieron los primeros campesinos, que emitieron los primeros indígenas en el planeta, pudiéramos también aplicar ese mismo principio cultural a todo.

¿Por qué si una persona vive aquí, debe ir a estudiar a otra parte? ¿Por qué? Si la escuela está en el conuco, si el conocimiento está aquí, si la lógica es que, si sabemos atender un caballo, un cochino, una mata, ese es el conocimiento. El conocimiento no es que vistamos bien o repitamos como loro lo que otros dicen, sino que sepamos vivir, no que andemos diciendo que hay que vivir o que se vive de tal o cual manera, porque entonces no estamos viviendo sino deseándolo.

Pero ¿qué pasó? que el capitalismo dijo que eso no era cultura, que un campesino no era culto porque no sabía ni leer ni escribir, entonces la persona en el campo llega y manda a los hijos para la escuela, supuestamente, “para que sean alguien”, porque el capitalismo nos dice que si no estudiamos no somos nadie.

Entonces ese conocimiento se pierde, esa cultura profunda que está aquí, de la gente que sabe curar una gusanera, que sabe todo lo que la gente sabe, que es una gran cultura, es una importante cultura, porque de ahí depende la vida, curarse de una picada de culebra, todo lo que es la naturaleza, porque la cultura es el conocimiento que te permite controlar el territorio donde tu vives, para hacerte placentera la vida; todo eso se va perdiendo.

Eso es en esencia una cultura, ese conocimiento, y si los campesinos lo saben, entonces ya son cultos, no necesitan una escuela que los certifique, ya saben de eso, viven en eso.

Es como el cuento que echábamos del campesino cuando vio a los carajitos vestidos y no era domingo y le preguntó a la mujer “y esos muchachos ¿pa dónde van?”, Pa la escuela, dijo ella,

“No pero aquí hay que sacar la tarea”, dijo el hombre, “Nooo ellos tienen que ir pa la escuela”, contestó la mujer. “Ajá ¿y a qué van pa la escuela?”, preguntó el hombre. “Bueno pa que sean alguien”, le dijo la mujer. Entonces el hombre le dijo: “¿Y es que nosotros no somos nadie pues?”

Eso es una lógica del humanismo, que crea la ilusión de no ser y que debemos estudiar para ser, o como le dijo el tío albañil al sobrino cuando este salió de bachillerato y se fue a trabajar albañilería con el tío, mientras le salía el cupo en la universidad, porque antes la vaina duraba que jode para que te dieran cupo y tenías que prender peos. Entonces se puso a trabajar albañilería con el tío. A la semana no aguantó la pela y el tío le pagó a los obreros y de último le pago a él y le dijo: “Mire sobrino le voy a pagar a usted su semana y le voy a dar a partir de la semana que viene la mitad de un sueldo para que usted ande por ahí, compre sus cigarros, compre su vaina, pero trate de estudiar ¿oyó? porque usted es un inútil”.

Claro, el hombre decía, este no se va a poder defender en la vida, usted va a tener que estudiar para poder defenderse y verdad que fue así, el hombre se graduó y de eso es que vive. Entonces ¿qué nos hicieron? nos quitaron el dato de que la cultura proviene del trabajo, porque es del trabajo de donde proviene la cultura, no viene de mas ninguna parte, no viene de los libros, la cultura no viene del televisor, ah ¿Qué te insuflan lo contrario? sí, ¿Qué te obligan a ver eso? sí, pero ahí te enseñan es la basura, la cultura capitalista que se nos impuso.

Entonces el hombre del campo, la mujer del campo, está viendo ese modelo y después la mujer dice, “yo quiero ser como esa mujer que no trabaja y mira, como vive, bien pulía”
Y el marido diciendo, “tuviera yo una mujer como esa de la televisión”, Al tiempo los dos se están odiando, porque ya no se quieren. Porque “ya la mujer mía no se parece” y “el hombre mio no se parece aquel”, ahí ya, “yo quiero irme pal pueblo”, “yo me quiero pintarrajear”, “yo me quiero poné unos tacones”.

Y el hombre se quiere pulir también, porque él quiere buscase otra caraja como la del televisor. Ahí ya nos jodieron, la escuela, el liceo, el televisor, se suman a la familia, a la iglesia, porque nos ponen en una contradicción, entre lo que somos de verdad, que es lo que sabemos, lo que controlamos y que lo empezamos por abandonar, el conocimiento, la cultura que nos constituye, la teluridad que nos hace raíz, la cambiamos y ridiculizamos para ir al pueblo a trabajarle a un patrón en la fábrica, le trabajábamos a un loco aquí, ahora le vamos a trabajar a otro loco allá, pero empaltosao.

Entonces la idea es que si nosotros concibiéramos el conuco como un hecho cultural, que el conuco fuera la escuela, que el conuco fuera la diversión, que el conuco fuera el centro donde nos reunimos a comer, a hablar, a cocinar juntos, la vida sería distinta, porque ¿dónde consigue uno la vida bonita? ¿Sólo por ahí en los botiquines? ¡No! Uno consigue la vida bonita, por ejemplo, en la parranda donde uno es más alegre, porque está junto de los amigos, las mujeres, los primos, los tíos, los sobrinos están juntos, ahí se ríen, hacen comida juntos y beben y joden; ahí nos enamoramos, y esa vaina es bonita, en lo junto es que la vaina es bonita.

No es en lo separado, pero nos enseñaron que era mejor andar sólo, porque sólo el capitalismo nos explota a cada uno por separado, nos roba a cada uno por separado, y es cierto, claro que el conuco hoy le sirve es al capitalismo, lo que sembremos hoy, aquí, le sirve es al capitalismo, porque lo alimenta, alimenta a las ciudades para que se muevan las fábricas, para que se alimente la energía, para que la mano de obra vaya a trabajar en la fábrica, para eso sirve hoy. Es verdad, pero es porque el conuco en el capitalismo, se tiene como técnica, también se entiende por separado de la vida, como un instrumento de trabajo, para producir mercancía. Y no como la integralidad de la cultura que alguna vez fue.

Ahora lo que toca es concebir culturalmente un conuco, pensarlo, que sería la idea para que sea una cultura donde vivamos en ella, que la casa salga de ahí, no que nosotros tenemos que ir a comprar bloques y cabillas y zinc al pueblo para alimentar un capitalista, sino que aquí hay barro, aquí hay madera, aquí hay paja y aquí podemos hacer la casa con esos materiales y además hacerla bonita.

¡Ah! ¿Qué pasaba antes con la casa de barro? que ningún campesino quiere tener una casa de barro y tiene razón, porque él, primero le hacía la casa al dueño, al amo, y tenía que hacérsela bien hecha y le quedaba un solo día libre a la semana, ese día era que él iba hacer su rancho. Y le quedaba todo choreto porque estaba cansado y el rancho se le torcía, porque era rápido que lo hacía, porque ya la mujer estaba preñada y tenía que tener el muchacho y, a lo mejor la caña brava, la madera que cortó no era en el tiempo de cortarse, pero tenía que hacerla rápido y en el tiempo que tenía disponible.

En los pueblos, todo el que vivió en la casa de bahareque, piso de tierra, sabe que era así, pero si tuviéramos cuatro horas de trabajo, y en vez de entregárselas al patrón, nos dedicamos a hacer una casa bien bonita junto con nuestros amigos, junto con los hijos, junto con la mujer, junto con el hermano, junto con el primo, con el cuñao, con los vecinos, si hacemos una casa bonita como le propusimos a los compañeros aquí en La Platera, sin el apuro de la explotación, ni con la necesidad de parapetear cuatro paredes y un techo para descansar de nuestra esclavitud, sino con conocimiento, planificando, tranquilos, es otra la casa que construiríamos, no el depósito, el almacén, la caja de fósforos que conocemos; que está planificada por gente que no va a vivir en esos cajones, que sólo les sirve para generarles ganancias a costa de la necesidad de techo de nosotros los pobres.

Que ahí donde habló Chávez, esa sabana que está ahí, agarremos una hectárea para hacer un centro comunal donde esté la cocina colectiva, donde esté el centro para la conversación, donde ahí esté la escuela de los muchachos, donde ahí esté el centro para la salud, para entonces darnos cuenta que vamos a hacer una casa comunal de barro, de madera y paja, bien hecha, bien bonita y ahí la gente va a decir “yo también puedo hacer una casa de esas” y nos preguntaríamos ¿por qué no podemos hacer nuestra casa así?, ¿con los materiales que aquí mismo se dan? y podemos ir más allá, ¿por qué hacer una casa individual si el conuco es diverso? ¿Por qué no hacer una casa colectiva?

Que sea distinta a lo que conocemos los pobres, con cocinas mal hechas, todas feas, con lavanderos, donde las mujeres son esclavas; que haya otro concepto, donde, por el contrario, haya una cocina y un lavandero para nosotros vivir, donde la mujer y el hombre no seamos esclavos, donde todos podamos participar de esa cocina, de ese lavandero colectivo, porque si una casa individual lo necesita, es para que la mujer sea esclava, para que el hombre le vaya a trabajar a otro, entonces la mujer se queda planchando, cocinando, para que su fuerza, más la fuerza del marido, se la termine apropiando el dueño.

Ahora, si tuviéramos una casa con un lavandero colectivo, con una cocina colectiva, le eliminaríamos la mitad de la esclavitud al mundo y lo pudiéramos hacer juntos. ¿Por qué hombres y mujeres no podemos lavar y planchar y cocinar y hacer todo eso? ¿Por qué no lo podemos hacer juntos?, ¿por qué no podemos educar a los niños para eso? Y sembrar juntos la comida que va a la cocina y lavar con el agua del mismo río, con jabones que fabriquemos del mismo conuco, dejaríamos de justificar unas cuantas fábricas del capitalismo si hiciéramos eso.

¿Y por esa jodía pagan?

Concebir el conuco como cultura, la cultura de lo junto, de los iguales, eso se puede intentar. Por ejemplo, los colectivos de aquí de La Platera, nada más que nos pongamos de acuerdo para hacer ese gran centro comunal ahí, es del carajo, donde tengamos todo ahí, para reunirnos, para hablar, para que eso sirva de centro de aprendizaje al muchacho, a reimundo y a to el mundo, donde aprendamos la siembra. Antes se llevaban al muchacho al conuco y el muchachito iba, no le daban una tarea completa, le daban un hilo, métale ahí y el muchacho iba jugando, jugando va sembrando el granito ese muchacho, va aprendiendo, ya ahí está aprendiendo, esa es la idea del conuco.

Claro, si estamos pensando ir a la luna, invadir países, crear bombas atómicas, organizar mundiales de lo que sea para vender drogas, construir macro centros comerciales, lógicamente que el conuco no va a servir para eso. Cuando esa semilla reviente, el muchachito preguntará, “papá ¿cuál fue la que yo sembré?”, y el muchacho se alegra y ya cuida eso, lo quiere, va a querer su cultura, va a querer su trabajo. Y así quiere la casa y el entorno.

Nosotros no necesitamos grandes complicaciones, todo está en pensar la vaina e intentarlo. Se puede intentar ¿qué es lo que de verdad necesitamos? por lo menos, para tener hijos, cuando se empareja, una habitación. No necesitamos tener sala, no joda, ni que tiráramos como los perros, para estar dando carreras pa allá y pa cá o viviéramos en una película gringa. En una habitación con la pareja y ya, eso es lo único que se necesita. Para descansar necesitamos un chinchorro, al que le gusta dormir en chinchorro, al que le gusta dormir en una cama, una cama, al que le guste en tabla, una tabla, al que le guste el piso, en el piso, usted descansó allí y ya, no necesitamos un caserón para vivir. La mayoría de la gente en el campo vive en el patio, entra a la casa es a cocinar y a dormir, más nada. Pero ese patio que puede ser colectivo, también es parte del conuco, lleva flores que aromatizan, matas que sirven para hacer guarapos y dejan un olor agradable. El conuco entonces es diverso, como son los sabores, los olores, los colores.

Entonces ¿para qué hacer grandes esfuerzos?, ¿si se trata es de trabajar menos?, porque es la energía de uno la que se gasta, la riqueza es energía de la gente que trabaja mucho, como esclavo, se empobrece.  La gente que se desloma nueve horas al día, esa gente está empobrecida o se va a empobrecer. La idea es trabajar menos y vivir más y eso lo permite el conuco. La gente antes, en los campos, duraba mucho, en los campos la gente no se jubilaba de los conucos. ¡Ah claro!, si le trabajaba al terrateniente duraba poco, el trabajo lo mataba. En la ciudad la gente se jubila y la pensión le sirve es para comprar remedio de lo escoñetada que la dejó el trabajo.

Por eso, debemos ir hacia esa cultura, de trabajar para vivir, intentar esa cultura. Porque ¿usted cree que en cien hectáreas de monocultivo de caña va a producir una canción? eso es imposible. ¿De dónde nacieron las canciones de este país? de los conucos, de las costas de mares y ríos. Analizando la música de los ensayos y las fusiones que hacen con la música venezolana y cuando revisamos de dónde es el origen de esa música, un campesino, un pescador, un obrero que, en medio del guateque, le robó tiempo a la fábrica, fue el que hizo la música inicial, que después la llevaron a orquestas, es otra vaina.

Una vez a Rafael Martínez (el cazador novato) nosotros le preguntamos ¿Qué piensas de Dámaso Figueredo? Nos dijo, chico ese hombre lo conocí en un hato donde él trabajaba y fui a cantarle a unos terratenientes ahí y después que esa gente se rascaron, me mandaron a dormir donde estaban los peones y ahí estaba un arpa sonando y me asomé y vi que unos carajos contrapunteaban, bueno, era Dámaso y el hermano y me puse a contrapuntear con los carajos y entonces le dije a Dámaso “chico ¿Tú no te puedes ir conmigo por ahí a cantar para que te ganes una platica” y Dámaso me dijo “y ¿por esa jodía pagan?”.


Por cantar, imagínate, por ahí en los campos, nadie iba a cobrar por cantar, eso es para parrandear, eso es para alegrarse, la música es para alegrarse, no es para cobrarla. Porque eso no es un oficio, el arte no es un oficio, el arte nace después del trabajo o en el trabajo. Ahora nos dijeron que el arte es un oficio, que la poesía es un oficio, que la música es un oficio, porque el capitalismo necesitaba vender discos, el capitalismo necesitaba vender cuadros, el capitalismo necesitaba vender poesía, libros y por eso convirtieron toda esa vaina en oficios, al convertir lo que nació siendo cultura de conuco, en mercancía.

No hay comentarios:

Publicar un comentario