Por
ejemplo, ésta cerca está dañada. Vamos a venirnos voluntariamente doscientos
carajos a reparar todo esto. ¿A dónde va a parar toda esa plusvalía de
doscientos carajos trabajando para reparar esta cerca? a un banco privado de
este país, porque es plata que se recuperó, porque es fuerza y energía de la
gente que es quien produce plata, quien produce plusvalía; es dinero incluso
que dejaron de sacar del banco para pagar obreros, entonces el banco obtiene
ese beneficio que doscientos carajos le regalamos de un día de trabajo, a un
miserable banquero. “¡Que de pinga el trabajo voluntario!” dice el banquero, “¡que
viva el trabajo voluntario!”, dice.
¡No!
el trabajo no puede ser voluntario hasta que la sociedad no elimine a quien se
apropia de la fuerza de trabajo del trabajador. No se puede trabajar
voluntariamente y cada día hay que cobrarle más caro al capital, porque esa
verga no es suya, eso nos lo roba a nosotros. La otra discusión sería ¿Qué
hacer con esa plusvalía? porque entonces vamos y se la devolvemos al mismo
capital que nos la roba, consumiendo cuanta vaina sale al mercado.
Entendemos
el sentido de lo que decía el Che sobre el trabajo voluntario, como
ejemplarizante, por el contexto en el que el loco estaba, para no burocratizar
a los trabajadores, y tratar de crear la otra ética, pero la otra ética, no
aparecerá sino cuando se construya la otra cultura. Eso no dice de la
existencia de gente que se consagra a una idea pero esa son excepciones, no la
regla. Por eso la discusión no está en si es funcionario, si es médico, si es
general o heladero, se trata del valor del trabajo, quién lo genera y quién lo
usufructúa.
En la
sociedad actual, en la cultura capitalista, cada gota de energía que sale de un
trabajador, no importa su especialidad, el sitio donde se gasta, el objeto que
se produce o la tarea que realiza, es una gota de energía que va como riqueza a
las arcas del capitalismo, no importa de qué forma, por el simple hecho de
mover la maquinaria, cada vez que los trabajadores accionamos en la producción,
movemos a la maquinaria capitalista y esta produce riquezas; se entiende que
esta vaina esté jodida, que no esté reparado, pero no podemos decir a los
trabajadores a la ligera: colaboren con la revolución, somos revolucionarios,
vamos a reparar la vaina, el jefe cobra, ustedes no.
“Está
bien”, dice el trabajador, porque él viene de ocho horas de trabajo aquí en la
empresa, “pero es que ¿tú me vas aumentar el sueldo? ¿o es que yo voy a poder
decidir qué hago y qué no hago aquí?”, no compañero le van a responder, “porque
usted sabe que la empresa”, ¡ah! ¿La empresa? ¡Ah! ¿Y los banqueros? ¿Y le vamos
a regalar el sudor a un banquero? ¿A un ladrón, criminal?, nosotros revolucionarios ¿le vamos a regalar la mano
de obra a un criminal, a un ladrón? porque eso es lo que hacemos, guardar la
plata en los bancos en vez de sacar la plata rápido y diseñar pueblos y
talleres donde los trabajadores discutamos, hablemos y veamos películas y nos
instruyamos y cantemos, que sintamos la motivación de trabajar por la vida, con
un método controlable por nosotros y no por los banqueros. Pero ¡no! ¡Hay que
cuidarle la plata a los dueños! Hay que tener claro que en medio de esta
revolución o financiamos el socialismo o nos quedamos administrando el
capitalismo y ¡ya!
Está
bien, ellos son los que se la cogen, usted le da un latigazo a un ganado aquí,
saca un pedazo de monte, prepara cualquier cosa, y esa fuerza suya va a parar a
la bóveda de un banco. Usted dirá pero ¿cómo? cuando nos dan la cesta ticket,
cuando nos pagan el salario, cuando compramos en la bodega, todo el dinero va
para un banco al final. Los bichos no invierten medio sin que se lleven tres
reales. Nos dan salarios para que subsistamos y ellos se quedan con la gran
tajada que nos roban, legalito, normal, como si nada.
Los
trabajadores en revolución debemos invertir, con conocimiento de causa, nuestra
fuerza en aquello que inventemos, no en reparar al capitalismo, debemos
trabajar por otra cultura, en donde la energía no sea más para los dueños, sino
para enaltecer a quien genera el sustento y no a quien se lo roba. Como clase
debemos tener conocimiento de que existimos y nos esclavizan, pero que si nos
constituimos como fuerza con conciencia, podemos abandonar la cultura
capitalista y prepararnos para crear otra y ahí sí podemos entregar hasta la
última gota de energía, sin esperar que nos paguen el miserable salario que por
muy bueno o abultado que sea, no es nada dignificante o enaltecedor.
El Fulano Empleo
Cuando
vemos a los dueños defendiendo una vaina, lo primero que deberíamos hacer es
sospechar de lo que defienden. Por ejemplo, cuando sale el presidente de esos
carajos, de los empresarios, diciendo que el gobierno debe crear fuentes de
empleo, que fortalecer la empresa privada es generar puestos laborales,
debiéramos preguntarnos: ¿De qué sirve esa idea de dar empleo?, ¿en qué
consiste?, ¿qué implica?, ¿qué cultura sostiene?, ¿qué modelo productivo? no
podemos seguir pisando ese peine de que el gobierno da o debe crear fuentes de
empleo, porque eso implicaría que basta con tener capacidad de consumo y
consumir que jode para ser una sociedad “próspera”, según sus indicadores. Pues
mientras se consume, se justifica la empresa que nos vende, obtiene ganancias,
crece su negocio y, por lo tanto, habrá fuentes de empleo. Pero eso con lo que
contribuye es con el modelo de producción que sustenta la propiedad privada, la
esclavitud, el escoñetamiento de la vida en el planeta en el nombre de la
libertad de los dueños. La tarea de la clase es crear las condiciones para
abandonar esta cultura y pensar una donde seamos gente con gente, con otras
reglas de juego, con otras maneras de producir y relacionarnos.
En
esta revolución debemos discutir la idea de cómo establecer otra relación, otra
cultura, otra manera de producir, de obtener los bienes que no sea sustentado
en la entrega de plusvalía[1], por la obtención de un salario,
porque siempre va a favorecer al capitalismo. Y eso hay que asumirlo como
propuesta, pensarlo, hacerlo viable, porque no se trata de la demagogia de la
tarjeta “mi negra”, “la gotica e petróleo que todos nos merecemos”, como decía
el filósofo del Zulia que se lanzó y se estrelló contra nosotros. Y no se trata
de eso porque no es cualquier gobierno, sino uno en el marco de una revolución,
que entiende que está administrando la plusvalía que los pobres producimos y si
lo que se quiere es abandonar el capitalismo, debe ser planificada la entrega
nuevamente de la plusvalía a los trabajadores.
Para
eso se debiera preguntar: ¿bajo qué condiciones?, ¿en qué se va a invertir?,
¿qué se va a financiar? porque no puede ser para que nos den dinero para que
sigamos siendo esclavos, de la compra compulsiva, para imitar al dueño,
creyéndonos libres porque gastamos el dinero que nos dan, jugando caballo y
drogándonos con cualquiera vaina que el capitalismo nos vende.
Sabemos
que no es a los coñazos que esto se establece, porque el capitalismo es una
idea que se volvió física y no podemos caerle a mandarriazos a un concepto, una
idea se sustituye con otra, no con golpes. En este concepto en el que vivimos
sabemos que somos esclavos, que soñamos como amos y que defendemos nuestro
derecho a ser esclavos, corriendo tras la zanahoria que nunca se alcanza, con
la esperanza que nos da el salario o con lo que creemos que coronamos porque
estafamos a alguien. Por eso no podemos hacernos los locos con la matriz del
capitalismo, el aparato productivo, si sabemos lo que sabemos entonces nos toca
abandonar y pensar, experimentar y construir la otra cultura como cuerpo
físico.
Lo
contrario es buscar salvarnos y salvar gente, pero para seguir siendo esclavos,
como que si esa vaina fuese vivir.
Látigo
Andan buscando látigos públicos y privados
andan
preocupados defendiendo a quien los esclaviza
quieren camisas con insignias y
sus nombres
sus códigos de barra y números de la factura
piden más
estructura, mas poder sobre sus lomos
piden plomo pa su gente y más agentes
policiales
andan buscando reales y créditos bancarios
quieren un town house
perfecto y también el carro del año
es normal para nosotros que otros nos
representen
que digan esta es mi gente
te los vendo, ¿cuánto
tienes?¿cuántos quieres?
háblame tengo energía de la buena
energía de
joven, pobre, aspirante y competente
Andan buscando jefes, rectores y
directores
buscando darle colores a tiempos negros y oscuros
inventándose
conjuros, y crear látigos nuevo
y algunos están seguros de cambiar el mundo
así
sí póngase a creé que está gordo y no come, no me discuta joven usted
anda buscando látigo
el tiempo pasa rápido, ¿qué esperas?, ¿jubilarte?
¿esperar tus prestaciones?, ¿achantarte?
¿a recordarte de lo que pudiste
hacer y no lo hiciste?
Pues siempre insististe en defender los látigos de
ellos
piden soga pa su cuello, bien boleta más trabajo
andar bajo órdenes
de burgueses de escritorio
Mi mamá parió fue un hombre, no parió mano de obra
pues en este suelo sobran, los que no han notado eso
piden un látigo
esbelto, bien bonito y carismático
piden que más dogmáticos nos sigan
alienando
educando con teorías que no sirven pa crear
sino para maquillar
ese cadáver que ya hiede
andan buscando héroes y capital popular
andan
pidiendo a gritos, sindicatos y contratos
pero nadie pide al jefe que le diga
cómo va esa producción maldita
que acaba con nuestras vidas, física y
mentalmente
diariamente y cada rato, pues el trato es simple y claro
si no
trabajas no comes
De una minoría en contra a ese combo pertenezco
a la
parranda de insurrectos
que tan claros cómo es esto
los del lomo escoñetao
y las manos explotadas
los de la cara cortada por un disco de esmeril
los
que estamos aquí y venimos de allí
conocemos la arrogancia y prepotencia de
los dueños
y cómo no saber de eso si sus sueños los hicimos
a punta e
látigo, salario, prestaciones, cesta ticket
viste que es muy triste, no es
coba que eres esclavo
lo que pasa es que hay mil normas que nos tienen
confundido
el látigo, el despertador a las cuatro e la mañana
levantarse de
la cama mientras el jefe duerme
látigo sus actitudes, creyéndose los
mejores
creyendo ser salvadores, por estar esclavizados
Látigo las academias,
látigo las fabricas
látigos todos sus métodos hechos pa dominá
Látigo las
academias, látigo las fabricas
látigos todos sus métodos hechos pa dominá
Látigo las religiones, dogmas, sectas y partidos
látigos son esos dueños que
siempre nos han jodido
Látigo las religiones, dogmas, sectas y partidos
látigos son esos dueños que siempre nos han jodido.
[1] Anualmente mueren dos millones
veinte mil personas por enfermedades causadas directamente con su trabajo y
otras trescientas cincuenta mil morirán por accidentes laborales.
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