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domingo, 28 de septiembre de 2014
Autor colectivo
Carlos Javier, Ángel David, Matilde, Juan Manuel, Livia
Lucero, Johan González, Trina Paredes, Freddy, Elba, Fernando, José Miguel,
Nataly y Ramón Mendoza, Marlene Rodríguez, Luis Cedeño, Mariana Martínez Juan
Carlos y Moisés Ascención, Juan Fernández (Macuro), Argemiro Palencia, Armando
Rodríguez, Ruth Sánchez, Adriana Sánchez, Belkis Corso, Luis Ignacho Tapia,
Yelitza Machado, Carlos Angulo, Ignacio Padrón, Gino González, Cesar Leal,
Ramón Carpio, Rafael Suarez, Henry Suarez, Fabricio Suarez, José Roberto Duque,
Roosevelt Prado, Juancho Tapia, Gustavo Borges Revilla, Heizel Patiño, Gustavo
Borges, David Borges y Alexandra García Andy Franco, Jorney Madriz, Miguel
Ángel Rojas, Julia Méndez, Rodolfo Sarmiento, Douglas Salas, Pompilio Santeliz,
Agua salá, Raúl Brito, Edree Pineda, Juan Pérez, Liz Sandoval, Iskanawayu y
Jaime Sandoval, Dulce Rumbos, Denis Rumbos, Minerva Rumbos, Rolando Chacín,
Braulio y Neida Boada, Violeta Moreno, Ricardo Arias (Negrin) Marcos Cordero,
Maroa Reyes, José Manuel Armas, Maritza Sánchez, Vilma García, Alberto
Valderrama, Magaly Castro, Pedro y Beltrán Ballesteros, Caribay Barreto, Luis
García, Laura, Elizabeth, Félix de la Cruz Millán, José y Yormary Bolívar, Reneé Barco, Asdrúbal
Medina, Yamelys Gómez, David Arráez, Diego Sequera, Daniel, Dulce, Cesar y
Carmen Rojas, Heli Bravo, Nereida Ferrer, Aníbal Tobón, Yadira Ferrer, Elis
Briceño, Evaristo Pino, Rafael Echeverría, Jarvis Rojas, Frai Silvera, David
Sánchez, Lalo, Victor, Carlos, Francisco Moreno, Rocio e hij@s, Edgardo Peña,
Salvatore, Yonson y Gerson, Jorge Delgado, Juan Pablo Rodríguez, Mireya
Rodríguez, Omar Pérez, Eduardo Piñero, José Mendoza, Luis de la Cruz, José
Antonio Negrin, Maritza León, Pedro Tarache, Osmar Romero, Asdrúbal Ribero,
Enrique Irigoyen, Karina Meléndez, Cesar y Enrique Cordero, José Villegas,
Mota, Joel Millán, Erik Flores, Norelia Navarro, Rosana Rodríguez, Rosana
Delgado, Saray, Estiwar Bello, Amarilis Hidalgo, Alberto Alvarado, Yekuana,
Jesús Cumarín, Fernando Mendoza (Kiko),Yamil Herezi, José Ángel, Yesper Porras,
Orlando José, (lan) José Gregorio Méndez, Sandino, Pelu, Mónica Ávila, Ulises
Ribero, Maryu, Ernesto Cazal, Vita y Jeisi, Cale, Balsero, Shaman y Yesica,
David Rojas, Los Muchocumo, Ibi Kino, Colectivos de la Platera II, Cauchero,
Consejo Comunal La Platera II, Trabajadores de la UPSA, La Platera II, Javier Illas.
Introducción
Cuando despertamos de la pesadilla,
ya sabíamos que los humanos
nos habían soñado como esclavos,
en medio de su más plena y
maravillosa libertad.
Somos
los pobres. Nacidos hace más de quinientos años en este territorio, que
llamaron los de afuera, Venezuela. Aquí los foráneos y sus descendientes nos
instituyeron como esclavos. Sin duda nos sentimos hermanos, de los hermanos
esclavos de todo el planeta, no importa que se llamen o nos llamen: gerentes,
obreros, técnicos, científicos, campesinos, intelectuales, profesionales,
artistas; por encima de toda ideología nos reconocemos hermanos en la
explotación y las derivaciones que ello implica.
Pudimos
haber surgido en París o Pekín, en la Conchinchina o en Oporto, pero fue aquí
donde nos construyeron esclavos. En este territorio, nos arrancaron de raíz
todas las culturas que nos antecedieron y sólo nos queda el remedo y la posible
intracultura. Aquí los dueños nos herraron con nombres de muertos, nos
impusieron lenguaje, arte, religión, oficio, manera de pensar y trabajar,
visión del mundo, nos hicieron imitadores temerosos, buscando siempre la
aprobación del dueño, del amo, del foráneo con poder, adoradores compulsivos
del afuera, condenadores y negadores del adentro. Nos enseñaron la división y
el odio entre nosotros, la mentira y el engaño, el pensamiento mágico como
solución a cada problema, nos acostumbraron a la pedigueñería como modo de
vida, rebajándonos la dignidad casi a cero.
De
ellos aprendimos a robar y asesinar por necesidad y acumulación, nos enseñaron
el egoísmo, la prepotencia y, por sobre todas las cosas, la propiedad privada
hasta de la mirada; la que se nos metió en los tuétanos. De aquí se llevaron lo
necesario para acumular la riqueza, de aquí la riqueza para su parafernalia y
boato sin peste ni epidemias y, de allá, toda la miseria de la cultura
occidental se nos trasladó, contaminándonos hasta el paisaje. Pero lo que más
nos dañó, fue la capacidad para pensar con cabeza propia.
Aquí
la partida de nacimiento del capitalismo y su acta de defunción; aquí ya no más
la tierra plana, ni la existencia de dios; aquí su gran mina cuadriculada, sin
importar las sinuosidades vivas de los ríos, las honduras de las lagunas, ni la
altura de las montañas; para eso los mapas y las maquinarias aplanan. Aquí su
decadencia, su entierro.
Pero
aquí también, el nacimiento de la revolución del siglo XXI.
Y es
desde aquí, desde donde nos haremos universales como gente, donde nos
despojaremos de la esclavitud, aun cuando la guerra se libre en todo el
planeta, los ojos de los esclavos del
mundo están aquí, con sus sueños, cuerpos y cerebros; aquí los ojos de los
dueños con todo su odio y su deseo de exterminarnos.
Por
eso debemos inventar, porque sino la fuerza de la costumbre nos devolverá a sus
corrales. Porque copiar lo existente, sea de aquí o de afuera, nos mantendrá
esclavos, a menos que sigamos creyendo el cuento de la individualidad clase
media de que “a mí nadie me manda, yo soy libre” o que pensemos que la creación
es un acto mágico individual en donde nadie debe meterse, creencia de los
artistas burgueses. Partimos de que lo aprendido pertenece a la cultura
esclava, que tenemos como costumbre la aceptación de lo extranjero como lo
bueno, que nos incapacitaron para pensar como gente de este territorio, que no
podemos aceptar que somos de aquí, que necesitamos ser valorados desde el
afuera, que nos costó aceptar que Chávez era Chávez, que era como nosotros, que
siempre añoramos que fuera un blanquito, que nuestros ministerios están llenos de asesores de todo tipo, todos
ellos de otros países; no estamos en contra de que vengan a este territorio a
vivir la experiencia de la revolución que nos ocurre e involucra, lo que
deseamos es que nos acompañen desde la escardilla, el pico, el corazón, la pala
y la mente. No desde el lenguaje de poder que conocemos. (Entendiendo el aporte
a la seguridad del estado revolucionario)
Este
tiempo nos obliga a partir del adentro, tener la humildad de reconocer el no
saber, saber que cuando copiamos lo que sea sin el ser nosotros, sólo seremos,
ellos, lo copiado; no importa que tanto sea lo copiado, lo que importa es que
tanto es lo que hacemos. Para ser lo soñado, necesitamos inventar; ¿Qué sentido
tiene nombrar a Simón Rodríguez con su “inventamos o erramos” si no somos
capaces de pensar por cabeza propia?, ¿para qué decir chavista si todo lo
queremos imitar?, ¿para qué nombrar a Bolívar si las dificultades, el
desprendimiento y la voluntad, necesarias para emprender, nos asustan y
preferimos la comodidad de lo existente?
En
estas conversas-lecturas, no encontrarán orillas salvadoras, sino fango,
charco, barro, arena movediza, abismo oscuro o luminoso que encandila y
enceguece de la pura y simple ignorancia. Obstinación absoluta para pensarse de
otra manera.
Estas
conversas, es voz de pobres, por primera vez, no quejándonos, no lloriqueando,
no pidiendo, no adulando, no escondiendo, ni hablando el doble sentido de la
crueldad humorística para espantar el látigo cotidiano, ni emitiendo el grito
destemplado para superar la ignorancia del no sabernos, ni imaginando desde la
magia, para confundir el peligro del hambre.
Somos
los pobres ahora en revolución y con el ejemplo vivo en el cuerpo, de ese
inmenso congénere, ese convivito, ese que se la jugó en las malas y en las
buenas con nosotros, ese que por nombre tuvo un nombre de los muertos que nos
impusieron los poderosos de afuera, para seguir perpetuándose como clase
nombrándose en nosotros: Hugo; que de ahora en adelante tendrá el nombre del
movimiento, de lo que no está quieto, de lo que canta y pinta, de lo que suena
y corre, de lo que moja y seca. Tendrá el nombre de como se nombre la vida en
todos los idiomas y lenguajes de este planeta; cada vez que viaje el agua y el
viento, en cada trueno y en cada luz del relámpago, en esos sonidos y esa luz,
será nombrado, cada vez que se gima, se gruña, o se grite, estará su nombre
como vida, porque nos enseñó a saber que existíamos en un territorio, que no
era visible para los esclavos, que podíamos pensar y planificar como gente. Nos
enseñó que podíamos tratar de tú a tú el afuera, con la fortaleza y convicción
del adentro.
Estas
conversas no están hechas por intelectuales, sin su desmedro, sólo que ellos en
medio de su sabiduría, no quieren conversar con nosotros y los entendemos. Este
decir a los coñazos, no está hecho por dueños, porque simplemente no les
interesa; están muy ocupados contando y odiándonos, es su deber. Estas
conversas es entre pobres que pretendemos averiguar ¿Cómo fue que ocurrió toda
esta tragedia que generó el humanismo con sus hechos y sus conceptos? ¿Cómo
podemos hacer para no seguir siendo pobres ya no como individuos sino como
clase? Porque de las respuestas que nos demos, dependerá lo soñado. Lo claro
hoy para nosotros, parafraseando al gran Tite Curé, es que: Esta revolución no
queda ni a la derecha ni a la izquierda, sino en el centro de un pueblo bien
legal.
El fascismo fase superior del humanismo
Los
dueños son los mismos desde siempre, los planes son los mismos, los esclavos
somos los mismos. Las guerras son siempre las mismas, lo único nuevo es el
espacio donde ocurren. En cada guerra, en cada saqueo, en cada crimen organizado
por los dueños, para aumentar sus ganancias; los pueblos siempre nos hemos
alzado y en algunas partes del planeta en el siglo XX, se intentó construir
otra manera de vivir, pero para ese momento, no estaban dadas las condiciones
para que los pobres pudiéramos estudiar con claridad los hechos sociales. Los
temores, la ignorancia, el hambre; siempre nos mantuvieron en el ámbito de
cubrir necesidades.
Pero
hoy hay demasiada claridad, todas las vitrinas tienen los vidrios rotos, el
humanismo ha entrado en una etapa en donde ya no le importa nada. Si en algún
momento tuvieron pudor, hoy se lanzan por la calle del medio, lo sucedido en la
primera y segunda guerra, los genocidios pueblo por pueblo, que han mantenido
este pensamiento, esta manera de sostenerse como poder, hoy se vuelven
planetario y planetario también se vuelve la respuesta de los pueblos. Lo que
sucede es que será distinta la reacción, la manera de responder a la tragedia,
hoy los pueblos comprendemos que la confrontación los revive, que nuestra
política tiene que ser paralela. Ese trapo rojo, ese chivo expiatorio que se
llamó el fascismo, nacional socialismo, o franquismo, no fue más que la
película que ocultó el rostro de los dueños, que encubrió el ejercicio de la
libertad plena de los dueños, el matar en público.
En
cada pueblo los dueños tienen clandestinamente sitios y rituales donde asesinan
diariamente de manera directa a personas, sean niños, ancianos, adultos,
mujeres, es de acuerdo con los gustos, ya no por interés monetario sino por razones
de libertad, por querer hacer lo que les da la gana. Hoy en una etapa superior
de criminalidad los dueños se reparten nuevamente el mundo, están luchando por
ver quién se quedará con la mayor cantidad de continentes y todo lo que
contienen, quién será el dueño absoluto. Hoy están intentando eliminar los
Estados para no pagar los impuestos y restricciones que se les impone a sus
libertades y para controlar directamente la represión sobre todo el planeta.
Lo
que un día con vergüenza y horror fue condenado como máxima criminalidad en el
siglo XX, que se conoció con el remoquete de fascismo, nacional socialismo,
franquismo, hoy se muestra en todo su esplendor. Lo que pasa es que son
escalones focalizados en donde se ha mostrado la brutalidad de los dueños.
Escalones que al principio fueron aislados, que se fueron construyendo por
separado en distintas partes del planeta, en distintos tiempos, pero con el
mismo objetivo, la acumulación de las riquezas y la exaltación de las peores
miserias del ser.
Con
el transcurrir de los tiempos, la mayor habilidad de los dueños fue lograr
ocultar sus asesinatos y robos, hasta llegar al colmo, de que los asesinados y
robados aplaudiéramos al criminal, aceptáramos su maquinaria, su aparato
represivo y le validáramos el método del robo, “La guerra debe ser humanizada”,
hasta eso se ha oído decir. Y, entonces ya todo controlado, tienen sus chivos
expiatorios, las dictaduras, el fascismo, el comunismo, el desempleo, la
violencia, la delincuencia, la falta de estudios, los controles económicos, el
gobierno, el gobierno, el gobierno y su rosario de ación, inflación,
estanflación, deflación, y todas las barajitas que le sirven para esconder su
verdadera naturaleza.
Pero
la barajita mayor, con lo que se escudan a sus anchas es con el fulano
humanismo, una mierda que resume, en su esencia, lo peor de esta especie, la
pocilga de donde emerge todo este hedor planetario, que es exclusivista,
racista, segregacionista, separatista, un sistema cultural único, sustentado en
una maquinaria de guerra, cuya mayor expresión es la fábrica, pero a ojos
vista, es una cuchitura, lo más bello, no hay artista comprado y a veces no
comprado, que crean, y lo gritan a pie juntilla, que el humanismo es la obra
más bella, el logro invaluable de la especie, porque para ellos al igual que
para la academia, los profesionales de cualquier tipo, los deportistas, las
guerras, la violencia, la fábrica, el asesinato en todas sus variantes, sean
genocidios, homicidios o suicidio, el robo, la ciudad, la basura generada por
la fábrica, es sólo un daño colateral, un accidente, una baja, un mal
necesario.
Porque
el fin del humanismo si justificó todos sus medios criminales.
Los
humanos, esa élite criminal que gobierna al mundo, hasta este siglo XXI ha
logrado convertir en cómplice a los afectados de su ineficiencia, de su
arrogancia, de su prepotencia, de su criminalidad compulsiva, de su miedo, de
su hambre y de su ignorancia. Esa caterva de asesinos ha logrado
culpabilizarnos a todos de sus crímenes. Por ejemplo, ¿qué tenemos que ver los
pobres con desviar ríos[1] y escoñetar territorios o
fabricar basura o invadir pueblos o asesinar niños en masas, como ocurre cada
día en todo el planeta, no sólo la guerra de bombas e invasiones, sino sobre
todo por la fábrica? ¿Qué tenemos nosotros que ver con democracias, dictaduras,
fascismos, nacionalsocialismo o franquismo o cualquier otra mierda con las que
nos joden los humanos?, ¿qué tenemos que ver con la fábrica de armas de
destrucción masiva o selectiva, sean biológicas, bacteriológicas, químicas o de
cualquier otra desgracia?. ¿Qué tenemos que ver con la destrucción de la capa
de ozono o de la contaminación?, ¿qué
tenemos que ver con la coñacera de carros y autopistas y cuanta basura produzca
este sistema humanista?, si nosotros no diseñamos ninguna de esas políticas, ni
las artísticas, ni las guerreras, productivas, educativas, contaminantes,
invasoras, criminales, ladronas, sometedoras, escoñetadoras, culpabilizadoras.
A no ser que estúpidos sociólogos, sicólogos y cuanto cabeza e' guevo exista y
se autoproclame como analista de la conducta, nos culpen por ser pobres, a
nosotros, nuestros padres, madres, a nuestra crianza, a nuestro barrio, por
estar en el lado que nadie quiere estar, por producir obligadamente lo que no queremos
producir, pero que a fuerza de propaganda nos dijeron que era necesario y que
sin eso no se podía vivir: come pepito y vencerás para siempre.
Los
humanos hoy están doblando el callejón, pero no quieren irse solos porque su
cobardía los acompaña hasta en la partida, el sistema que siempre los protegió
se está hundiendo y como cualquier ahogado, sus pancadas son extremadamente
peligrosas, han llegado al extremo de su criminalidad y la historia nos ha
demostrado, dolorosamente en nuestros cuerpos, que no juegan carritos, a la
hora en que se ven amenazados. Sí, el fascismo es la fase superior del
humanismo, pero hoy en su globalidad también es su asesino, preparémonos los
pobres para organizar su sepultura, no busquemos salvar lo que siempre nos ha
jodido, que el humanismo se vaya al carajo con todo su complejo de superioridad
fascista. Que la hoguera revolucionaria cumpla su papel, lo que tenga fuerza
vital que sobreviva, a eso que una vez Marx llamó la prehistoria, es decir, el
concepto humanidad.
Para que
comience la historia de la gente, la que construya la gente, sin miedos,
hambres e ignorancias; sin empalizada alguna, con todos los afectos, sin la
odiosa compra-venta signándolos, sin separaciones, sin diferencias, sin pensar
único, sin maquinarias de guerras, es decir, sin fábricas productoras de
ganancias. Para que la vida sea definitivamente el poema, que no necesitamos
nombrar como añoranza, como carencia.
Dios madre cómo va el mundo
Dios madre cómo va el mundo
El mundo va más o menos
Porque ahora no se acaba solamente pal pendejo.
Venía de la expedición
el rico con sus esclavos
todo el
mundo había saqueado
el rico estaba “buchón”
pero se dio un trompezón
y
cayó en un pozo de agua
con el peso no nadaba
pues no soltaba el botín
pero
prefirió a morir
antes que salir sin nada.
Dios madre cómo va el mundo
El mundo va más o menos
Porque ahora no se acaba solamente pal pendejo.
Cuando aquel rico se ahogó
abrazado con su saco
lo
terrible del relato
aquí se los cuento yo:
Ningún pobre lo auxilió
por
supuesto y desde luego
pero muchos se murieron
asfixiados en el fondo
cuando en busca del tesoro
pal agua se marguyeron.
Dios madre cómo va el mundo
El mundo va más o menos
Porque ahora no se acaba solamente pal pendejo.
Miraron para el espacio
los potentes telescopios
y no
divisaron otro mundo para los humanos.
Si existe está muy lejano
pero ni así
rectifican
los carcome la avaricia
porque son grandes potencias
estrangulan al planeta
lo están volviendo cenizas.
Dios madre cómo va el mundo
El mundo va más o menos
ahora no se acaba solamente pal pendejo.
No te empatuques de mierda
si quieres ver socialismo
¿Tú crees que el capitalismo se marchará sin tragedia?
¿Tú piensas que sin
problema renuncia la burguesía
al poder y a la energía que le confieren las
armas?
Antes de hacer esa vaina
primero nos aniquilan.
Dios madre cómo va el mundo
El mundo va más o menos
Porque ahora no se acaba solamente pal pendejo.
Le temen a una explosión
y cuerpo a cuerpo a los tiros
y si nos lanzan un virus
pa matarnos de a montón
no aguantan la tentación
de vendernos la vacuna.
Allí están con su amargura
la paz se les acabó
pero pa nosotros no
no la hemos tenido nunca.
Dios madre cómo va el mundo
El mundo va más o menos
Porque ahora no se acaba solamente pal pendejo.
Yo no es que sea pesimista
ni tampoco redentor
somos la
revolución
equivocada o precisa.
Miserables y egoístas
como aprendimos de
ustedes
pero si no se detienen
los principales culpables
bueno pues que
siga el baile
y aquí to el mundo se muere.
Dios madre cómo va el mundo
El mundo va más o menos
Porque ahora no se acaba solamente pal pendejo.
[1] Desde el año 1900 hasta el año
2000 más de 24 mil ríos fueron represados o desviados en el mundo, lo que
implico la destrucción de ecosistemas completos. De los casos más descomunales
se encuentra la Represa de las tres gargantas en China.
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